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Asociación Pro Ayuda al Niño

La Asociación Pro Ayuda al Niño, vigente entre los años 1975 a 1988, tuvo dos ejes de trabajo muy importantes; por un lado, sirvió de nexo coordinador del proyecto “Padrinos” de Christian Childrens Fund. Inc. y por otro recaudó fondos con el fin de enriquecer la ayuda de los niños apadrinados. Fue un modelo innovador de asistencia a niños de nuestra comunidad.

La historia de esta importante asociación comienza cuando por gestiones realizadas por señora Juana Sutrawen, esposa del ingeniero Palau, consigue para la localidad la cooperación de esa institución mundial que brindaba ayuda a niños con carencias, especialmente económicas. Para canalizar esa asistencia se creó la Asociación Pro Ayuda Al Niño, integrado por un grupo de vecinos que trabajaron desinteresadamente para llevar adelante el programa de padrinazgos y otras muy importantes acciones complementarias que redundaban en beneficios para los niños y sus familias.

A la derecha la Sra. Juana Sutrawen de Palau, en el centro Alicia Gerez

Con gran entusiasmo comenzó funcionando en el primer piso de la Municipalidad, el entonces Intendente Alberto Ferrante no sólo les brindó el espacio, sino que colaboró activamente para llevar adelante las misiones de la asociación.

En 1980, se trasladaron al edificio de la esquina Campomar y Gandulla.

sede en esquina Campomar y Gandulla

Al principio eran unas pocas personas, pero con el entusiasmo y empuje de personas como Zulema Pérsico de Ferrante y Delia Gandulla, se fue sumando mucha gente para trabajar en forma desinteresada y participar ayudando en la coordinación de las acciones de padrinazgo y generar recursos económicos para complementar la ayuda a los chicos.

Delia Gandulla, (Monina) y Elio Eseiza

Ya en la nueva sede, pudieron desplegar un sinfín de actividades. Por ejemplo: Elsa Villasante dictaba el taller de costura para los niñas y las madres que quisieran aprender; además de ser la peluquera. María Luisa de Lebrero era quien confeccionaba los vestidos de comunión, guardapolvos, pantalones, sábanas y toallas; viajaban a Buenos Aires y compraban las piezas de tela para economizar.  

Se daban clases de apoyo escolar dos veces por semana a cargo de Adriana Morchio, Liliana Alfonso, Sandra Barreu, Bibiana Carrera.

En verano acompañaban y cuidaban a los niños en el CEF, de 10 a 16 Hs. Les preparaban viandas y juegos.

Alquilaron un galpón y compraron una máquina para fabricar bloques. Los padres que necesitaban para alguna ampliación de sus casas, iban y los hacían ayudados por Elio Eseiza. Además, les proporcionaban puertas, ventanas y/o chapas para completar la construcción.

No recibían ningún subsidio para las acciones colectivas. Para recaudar fondos organizaban carreras de bicicleta, almuerzos en los remates de hacienda y el recordado “Restaurant Pro Ayuda al Niño” al que concurrían mucha gente a degustar las ricas comidas que ellos mismos preparaban; y muchas acciones más.

Preparaban dos importantes encuentros anuales. Era una fiesta para los chicos, que con mucha alegría acudían junto a sus familias a recibir las sorpresas que les habían preparado. Para el Día del niño recibían regalos especiales como golosinas, equipos de gimnasia que le compraban al taller de costura de Pasarella, entre otros. Para Navidad, generalmente juegos de sábanas y canastas navideñas con pan dulce, sidra y turrones para compartir con sus familias.

Es imposible llegar a nombrar a todas las personas que pasaron por Pro Ayuda brindándose desinteresadamente. Recordamos nombres como Zulema Pérsico, Presidente de la Asociación en varias ocasiones. Alicia Gerez, Pepita Capria, Tomás Manfredotti y sra.  Elio Eseiza, Elsa Villasante, María Luisa de Lebrero, Angélica D. de Villanio, Aida Marrero de Laportilla, Chela Ferrante, Ofelia Díaz, Pinina Costa, Clotilde Orphant, Arnaldo Pereyra, José Stotutto, Elio Eseiza, Raquel Zapata, Liliana Carrera, Adriana Morchio, Liliana Alfonso, Sandra Barreu, Bibiana Carrera. entre muchos.

¿Cómo funcionaba el sistema de padrinazgos?

Para apadrinar un niño, primero debieron hacer un relevamiento en el distrito, elaborando fichas de los posibles beneficiarios. Algo que al principio fue resistido ya que ellas contenían información tal como nombre y apellido, fecha de nacimiento, grupo familiar, ocupación de los padres, si poseían obra social, situación socio económica entre otras, además de una foto. Las fichas confeccionadas se enviaban y la institución determinaba quiénes reunían los requisitos para acceder al programa, asignándoles un padrino con el que se comunicaban a través de cartas. Niños y padrinos se comunicaban a través de cartas, las que redactaban los niños que se enviaban a la sede en Buenos Aires donde eran traducidas y enviadas a su padrino; las que llegaban acá eran traducidas por voluntarios locales como el sr. Bigatti y la profesora Graciela Francia, además de hacer de intérpretes cuando algún padrino llegaba de visita. A través de las cartas se iban conociendo. Mensualmente les enviaban una suma de dinero igual para todos los apadrinados para que ellos mismos, acompañados de un adulto, compraran los que se les indicaba, por ejemplo, zapatillas, útiles, ropa, entre otras. Generalmente para el cumpleaños le enviaban de regalo una suma extra, dependiendo de la voluntad del padrino. El uso y el destino de dinero era muy controlado debiendo presentar boletas válidas. Cada dos años debían rendir cuentas mediante auditorías. Para eso contaban con la colaboración de Elvio Lamarque primero, cumpliendo funciones de contador por muchos años y luego Edgardo Uribarri.

Padrino de Fernando Ballejos:

Padrinos de María José Ballejos:

Padrinos de Daniela y Mauricio Bonini:

Padrinos de Erica Castro, Olga Zapata y Juan Carlos Paz

Comenzaron con 30 niños y al momento de su disolución, en 1988, eran aproximadamente 500. El principal motivo de esa decisión fue que Christian Childrens Found había decidido mudar el programa al norte del país, concretamente a Añatuya. Fueron 13 años de existencia muy activa, donde la prioridad era brindar un espacio de apoyo para la felicidad de los niños y por ende una ayuda a sus familias.

Queremos agradecer a tantas personas que con sus testimonios y aportes hicieron posible esta publicación, en especial a Monina Gandulla y Liliana Carrera que en el programa radial @Mirador Ranchero contaron lo que fue Pro Ayuda, importante información que usamos en este posteo. También los aportes de Susana Castronuovo, Yolanda Gerez, María José, Pato y Fernado Ballejos, Daniela y Mauricio Bonini, Erica Castro y Susana Zapata que con gran entusiasmo buscaron y nos brindaron fotos y cartas.

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