Cada 4 de septiembre, se festeja el Día del Inmigrante. Este año queremos recordar, reconocer y homenajear a toda la comunidad laosiana – tailandesa y, en especial, a la familia de Sisameu y Bulay Chaipoomy, los primeros en instalarse en nuestro pueblo.
Hacia mediados de los 70, el sudeste asiático se encontraba al final de la guerra de Vietnam. El éxodo de población fue masivo, estimándose en más de tres millones de emigrantes que dejaron sus hogares. Este fenómeno demográfico instó a las Naciones Unidas a tomar acciones en procura de resolver la situación de los refugiados. 65 gobiernos participaron de la cumbre de 1979 y firmaron un compromiso de recibir familias, entre ellos la República Argentina.
La familia Chaipoomy, compuesta por Sisameu, Bulay y sus dos hijos mayores, Charen, nacido en Laos y Susan, en Tailandia llegan al país en 1979. El destino inicial fue un campo de Coronel Suárez; allí nacen sus dos hijos menores, Marisol y Manuel. Luego de 3 años solicitan venir a Ranchos. Ya instalados, Sisameu o Simón, como todos lo conocimos, comenzó a trabajar en el Hospital Campomar.
Para conocer más, fuimos a visitar a Bulay o Nancy como la llaman, y a una amiga quien llegó en 1993, Koang Manel. De la charla fue surgiendo su historia, con recuerdos y fotos:
“Presurosos por dejar su país, que luego de la guerra tenía un panorama poco esperanzador, se anotaron en el programa de refugiados en el que podían elegir el lugar al cual emigrar, y la Argentina era el que más rápido autorizaban. Los primeros años en Coronel Suárez fueron los más difíciles para ellos. Extrañaban a sus familiares, les costó adaptarse al clima: trabajaban en un campo realizando tareas muy distintas a las que sabían hacer y con las que se habían acostumbrados, con mucho viento y frío al que no estaban aclimatados. Otro gran problema fue el idioma, aprenderlo y hacerse entender; además les preocupaba que sus dos pequeños, Charen y Susan, no pudieran ir a la escuela para educarse, hacer amistades y sociales, ya que les quedaba muy lejos del campo donde vivían.
Simón solicitó entonces venir para Ranchos, donde fueron muy bien recibidos por el Intendente Tormo y todo el municipio. Consiguió trabajo en el hospital, estudió para enfermero y, luego, para masajista.
Al tiempo llegaron otras familias y ya se sintieron más acompañados; poco a poco más integrados a nuestra comunidad. Además, Naciones Unidas siempre estuvo en contacto brindándoles ayuda y contención.
Nunca olvidaron su país de origen; aún mantienen algunas de sus costumbres y tradiciones. En Chascomús, donde la comunidad laosiana es más grande y está más organizada, el gobierno municipal los apoyó mucho desde su llegada. Lograron levantar un templo para practicar su religión, el budismo y, desde acá, concurrieron semanalmente a sus reuniones. Una vez al año, organizan la fiesta del Día del Agua: “Loikaton”. En ese día tan especial, se acercan a la ciudad vecina con sus trajes típicos; después de misa van a la laguna y, en ofrenda, lanzan al agua los “Katone” que son como barquitos con formas de flores o similares, bendecidos por los monjes, con una vela encendida, tras pedir buenos deseos. Es una ceremonia muy emotiva y colorida a la que pueden concurrir miembros de cualquier religión.
Luego de varios años, pudieron volver de visita a su país de origen, reencontrarse con sus familiares y amigos. La familia Chaipoomy volvió en 2013, mientras que la de Kaong Manee fue a su pueblo, Xayaboury, en 2019.
Simón falleció en 2015; siempre fue muy conocido y querido en el pueblo. Bulay se quedó acá y sus hijos, buscando otras oportunidades laborales, se alejaron del pueblo, aunque permanecen en contacto con sus familias y amigos.
Desde el Archivo estamos muy agradecidas por abrirnos las puertas, porque tanto en lo personal como en la reconstrucción y difusión de la historia ranchera, teníamos y seguimos teniendo una deuda pendiente para con los protagonistas del último gran evento inmigratorio que tuvo nuestro pueblo. ¡¡¡Esperamos que Ranchos los haya hecho y continúe haciéndolos felices!!!