La creación del Virreinato del Río de La Plata en 1776 y la designación de la Ciudad de Buenos Aires como su capital, tuvieron dentro de sus objetivos alcanzar un control político y económico más estricto de las colonias que dependían de España.
La fundación de fuertes y fortines permitieron la expansión de la frontera en torno de la ciudad y puerto, esencial para el comercio. Esta política defensiva se debió al conflicto permanente que mantenían con los pobladores originarios de la región pampeana y también como una forma de organizar a los pobladores que se encontraban dispersos en la campaña.
Hacia 1779 y 1781 se puso en marcha el “Plan de Fronteras” durante el gobierno del Virrey Vertiz. Nuestro Fortín fue uno de los últimos en integrar ese cordón de fortificaciones, un punto intermedio entre los ya creados entre Chascomús y Monte.
El 15 de enero de 1781, a la vera de la Laguna de los Ranchos, comienza su construcción al mando del Comandante Juan José Sardén y unos pocos soldados “Blandengues”. Al abrigo del mismo fue creciendo el poblado.
Hoy nos queda mucha historia por contar y una réplica que nos permite recrear esos tiempos lejanos y difíciles. La misma fue inaugurada el 11 de noviembre de 1967 con la presencia del entonces Presidente de la Nación Teniente General Juan Carlos Onganía y su esposa María Emilia Green de Onganía, que oficiaron de padrinos.
Para la construcción de la réplica, algo que durante muchos años se anheló y concretó el entonces Intendente Alberto Ferrante, se usaron 2.600 palos para el cerco de palo a pique, para el armazón de los ranchos, 200 plantas de acacia y 240 de álamo, Diez mil mazos de paja para los techos de los edificios, cinco mil mazos de paja de embarrar demandaron el adobe de las paredes de los ranchos. 600 cañas tacuara e india se utilizaron en la estructura de los techos.
La mano de obra para la armadura de los ranchos fue realizada ad honóren por un artesano experto en la materia, el señor Héctor R. Andreoli. La construcción de las paredes de barro y paja del rancherío, fue trabajo del criollo lugareño Luis M. Fernández.
Por varias décadas, la réplica fue escenario de una intensa vida social, cultural y recreativa. En la actualidad, esa actividad es casi nula, quedando relegada a un lugar a visitar dentro del circuito turístico local.
Carlos A. Moncaut en “Los más remotos orígenes de Ranchos” 1978, aclara: “El fortín que hay hoy en Ranchos como museo, corresponde al que en 1777 se levantó en el Zanjón, según noticias del comandante de su guarnición, don Pedro Nicolás Escribano. Se desconoce exactamente cómo fue el que hubo realmente en Ranchos”.
Para quienes estén interesados en conocer más de nuestra historia, recomendamos numerosos autores que han investigado los orígenes: “Los orígenes de Ranchos, 1771- 1786” de Alfredo Vidal, 1937. “Los más remotos orígenes de Ranchos” de Carlos Antonio Moncaut, 1978. “Ranchos y su comarca, desde la prehistoria hasta 1851” de Marta Inés Martinez y Carlos Antonio Moncaut, 2005, entre los más conocidos; que nos relatan momentos trascendentales de nuestra historia lugareña.