Cada 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, y desde el archivo queremos traer a la memoria a una de ellas que se destacó en nuestra sociedad y en justo homenaje, fue la primer mujer ranchera en llevar su nombre una calle de nuestro pueblo. Hablamos de Juana Rosa Ramírez de Espósito.
En 1989 se aprueba en el Honorable Consejo Deliberante la imposición de su nombre, y el 25 de mayo de 1982 tiene lugar el acto de renombrar la calle N° 45 en todo su trazado, que va desde Ramón Seijas hasta Ameghino.
¿Por qué se eligió esa calle? Juana Rosa, Tal como la describió el autor local Sixto Fredes por la década de 1950: “fue, en los últimos tiempos, el valor femenino de más relieve y personalidad en nuestro medio.” Nació en Buenos Aires, viviendo durante su niñez y su primera juventud en el predio paterno, ubicado en las quintas, no muy lejos del centro, en una casita de pared encalada, cubierta de olorosas madreselvas. Es en esa construcción que todavía se mantiene en pie, es donde se puede ver colocada la placa con su nombre.
En apretada síntesis, diremos que Juana Rosa nació el 29 de agosto de 1900. Obtuvo su título de maestra y ejerció en las escuelas N° 1, 7 y 10. En las dos últimas fue Directora, dejando una huella imborrable entre sus alumnos y la comunidad. Se jubiló en 1942.
Su preocupación por ayudar al prójimo se vio reflejada en numerosas iniciativas: fundó la Sociedad de Beneficencia Pro-Escuelas Pobres, sociedad que presidió y fue pedestal de lo que es hoy “casa del Niño Virgencita del Pilar”. En 1945 esta asociación dejó inaugurado el Comedor Escolar “Bernardino Rivadavia” en la Escuela N° 1.
Impulsó en 1945, junto a otras compañeras la creación del Museo Histórico Regional, que funcionó en un espacio del Palacio Municipal, institución que duró poco tiempo pero que marcó las bases para la concreción del museo actual.
Simultáneamente con la docencia, desplegó su sensibilidad a través de poemas y prosa literaria, ocupando las columnas de muchos diarios, entre los nuestros La Palabra, El Argentino y la Guardia de Ranchos. Fue merecedora de múltiples reconocimientos en el ámbito de la poesía. En 1941 tiene amplia difusión el reto poético al poeta Baldomero Fernández Moreno, que en un conocido poema sentenciaba al final: “Ranchos, entre lo verde, es una tumba vieja”. Rosa le contestó con estrofas desafiantes, defendiendo su querido pueblo.
Su fallecimiento, ocurrido el 30 de marzo de 1946 a los 44 años de edad, truncó una vida que aún tenía mucho para dar. Dejó en preparación el libro “Pétalos de Rosa”, que su única hija, nuestra querida vecina Chela Espósito de Santi junto a su familia se encargaron de recopilar y editar. En 1990, organizado por la Dirección de Cultura Municipal, en un acto llevado a cabo en el Museo, se presenta el libro oficialmente.
Compartimos parte del material que tan generosamente Chela y familia prestara, enriqueciendo a este archivo y a nuestra comunidad.